Alto riesgo de padecer tendinopatía en las personas con diabetes mellitus tipo 2.

Las personas  con diabetes mellitus tipo II (DM2) tienen cuatro veces más probabilidades de experimentar tendinopatía y hasta cinco veces más probabilidades de experimentar un desgarro o rotura de tendón que los no diabéticos.       Las causas para padecer una diabetes de tipo 2 son multifactoriales. Se ha demostrado que los factores ambientales, de estilo de vida y genéticos desempeñan un papel importante en la patogenia y la progresión de la DM2. Se cree que el aumento de la adiposidad (grasa abdominal en particular) es una de las principales causas subyacentes de la DM2 por su contribución a la función endocrina aberrante y la secreción elevada de citocinas proinflamatorias (Dale CE et al 2017). La DM2 se caracteriza por una disfunción metabólica sistémica que incluye dislipidemia y niveles elevados de glucosa plasmática (hiperglucemia). La sensibilidad a la insulina en los tejidos hepáticos y periféricos se reduce, lo que conduce a una disminución de la señalización del receptor de insulina y a una captación de glucosa alterada. Así, los efectos de la DM2 en el sistema cardiovascular están bien descritos; los pacientes con DM2 tienen un diámetro de la arteria coronaria disminuido, una mayor presencia de placas ateroscleróticas y un volumen de ateroma mayor en comparación con los pacientes no diabéticos (Nicholls SJ et al 2008).        Además de sus efectos sobre el cartílago y el hueso, la DM2 afecta la homeostasis y la reparación del tendón después de una lesión aguda. En general, en estos pacientes existe un aumento de la incidencia de perturbaciones en la homeostasis del tendón conocido ampliamente como tendinopatía diabética, que puede incluir cambios funcionales tales como el deterioro de la amplitud de movimiento , anormalidades estructurales incluyendo la pérdida de la organización del colágeno (figura 1)  o engrosamiento  y calcificación, todo lo cual puede aumentar el riesgo de rotura del tendón.  Es importante destacar que los niveles elevados de hemoglobina A1C (HbA1c) sérica están fuertemente asociados con el desarrollo de tendinopatía (Vance MC et al 2012).    Dado que aproximadamente el 90% de los pacientes con DMT2 tienen sobrepeso o son obesos,  es probable que muchos de estos cambios patológicos en el tendón se deban, al menos en parte, a la obesidad (Stevens J et al 2001). Curiosamente, Titchener et al. 2014, demostraron que el índice de masa corporal (IMC) de los pacientes con patología del manguito rotador era significativamente mayor que los pacientes control. Se cree que el aumento de la acumulación de productos finales de glicación avanzada (AGEs) en los tejidos colágenos de los pacientes diabéticos es uno de los principales impulsores de la disfunción tisular (Singh VP et al 2014). Los AGEs se forman a través de una reacción no enzimática entre los azúcares y los grupos amino libres de proteínas y lípidos, creando enlaces cruzados que alteran las propiedades biomecánicas de la matriz del tejido. Sin embargo, estudios más recientes han encontrado que la presencia de los AGEs en el tendón es insuficiente para inducir deficiencias en las propiedades biomecánicas del tendón, lo que sugiere un mecanismo alternativo para los efectos dañinos de los AGEs sobre la función del tendón (Li Y et al 2013).           Varios estudios han evaluado los efectos del cultivo de células del tendón en un medio con alto contenido de glucosa para determinar los posibles mecanismos mediados por las células para los déficits mecánicos observados en los tendones de los pacientes con  DM2. En un estudio reciente encontraron que el cultivo de células del tendón rotuliano de rata en alta concentración de  glucosa durante hasta 48 h conduce a una disminución en la expresión de colágeno tipo I ( Col1 ) y los marcadores de células tendinosas, como la  escleraxis ( Scx ) y tenomodulina ( Tnmd ), junto con un aumento de la apoptosis y una disminución de la proliferación en comparación con las células cultivadas en glucosa baja (Lin YC et al 2017). En  otro estudio similar, encontraron que el cultivo de células de tendón de Aquiles de rata en niveles altos de glucosa durante hasta 72 h provocó una mayor expresión de enzimas catabólicas (metaloproteinasas de matriz tipo 2, 9 y 13) y de la citoquina proinflamatoria interleucina-6 (Ueda Y et al 2018). En conjunto, estos estudios sugieren que la hiperglucemia puede afectar la homeostasis de las células del tendón y alterar la expresión de mediadores proinflamatorios y  profibróticos.            Además de alterar la homeostasis del tendón y la función basal, la DM2 altera drásticamente la respuesta de curación después de la lesión del tendón y la reparación quirúrgica. Si bien la curación fisiológica del tendón a menudo puede dar lugar a resultados insatisfactorios,  la adición de DM2 altera drásticamente el proceso de curación y exacerba la inclinación natural del tendón a curar a través de la fibrosis. Esto es particularmente importante dado que la DM2 aumenta el riesgo de desgarro o rotura del tendón hasta cinco veces, en relación con los no diabéticos (Abate M et al 2009).
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